Referirnos de forma general a las pastillas anticonceptivas no permite concretar del modo necesario para hablar de sus posibles efectos secundarios. Sencillamente, porque existen distintos tipos. Asimismo, cada paciente puede reaccionar sin ajustarse a un patrón, incluso la misma mujer en diferentes etapas de la vida o, por ejemplo, en función de su estado de salud.
Aun así, personalizar es fundamental de cara a responder la pregunta de su posible efecto en cuanto a ganar peso, si bien no puede negarse que existen posibles efectos secundarios. Por otro lado, apuntemos que no son sustancias especialmente tóxicas, que provoquen el aumento de peso por este motivo. Entre otras razones, porque se sintetizan a partir de las hormonas producidas por las mujeres y la medicina no deja de progresar al respecto.
Actualmente, las píldoras anticonceptivas tienen muchos menos efectos adversos que hace tan solo unos años. Sin olvidar su utilidad terapéutica cuando se prescriben como tratamiento para determinadas enfermedades ginecológicas.
Por lo tanto, la primera conclusión práctica que hemos de tener presente no es otra que desterrar la extendida creencia de que las pastillas anticonceptivas son sinónimo de aumento de peso. Así pues, buscar pastillas anticonceptivas para no engordar no debe ser, a priori, un objetivo. No se trata de plantearse cómo no engordar tomando pastillas anticonceptivas sino de estar atentos para actuar si se presenta este posible efecto secundario, que no siempre se manifiesta.
En efecto, solo en determinadas mujeres o, por ejemplo, en situaciones puntuales, se pueden observar efectos secundarios, entre ellos el que nos ocupa. En estos casos, sí conviene que el ginecólogo intente ajustar mejor la píldora más adecuada proponiendo alternativas y, en todo caso, aconsejando no tomarlas en caso de que se observen éste o/y otros posibles efectos secundarios.
De cara a poder informar adecuadamente a los especialistas, mantener hábitos de vida saludables, sobre todo en cuanto a alimentación y ejercicio, es clave para que el ginecólogo pueda descartar un aumento de peso por otros motivos. Si ocurre al contrario, es decir, si la toma de píldoras coincide con un mayor sedentarismo o dietas más calóricas, también es fundamental informar al facultativo. De este modo, el médico sabrá aconsejar sobre qué hacer para no engordar con las pastillas anticonceptivas o, de ser otra la causa, poder abordarla de la mejor manera.
Una vez apuntado que las píldoras, por sí mismas, no engordan, es importante señalar que sí pueden provocar retención de líquidos y un aumento del apetito. En otras, sin embargo, puede producirse un ligero adelgazamiento o ningún cambio significativo en el aumento de peso.
La paciente debe estar atenta a estos posibles síntomas, pues un cambio de píldoras (especialmente las de última generación) o de método anticonceptivo podría hace una gran diferencia. En suma, si la mujer no reacciona de una manera adecuada a los anticonceptivos, la solución pasa por hacer los cambios oportunos.
Igualmente, antes de recetar las píldoras anticonceptivas debe mantenerse un control de salud ginecológica regular que determine su conveniencia. En algunas pacientes, como aquellas con más de 45 años o personas con problemas de salud de distinto tipo, entre ellos las patologías cardiovasculares, no prescribirlas suele ser el mejor modo de prevenir posibles complicaciones.
En definitiva, las pastillas de última generación pueden ayudar a reducir las probabilidades de engordar con las pastillas anticonceptivas, aunque siempre es necesario personalizar cada tratamiento para llegar a conclusiones fiables.
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