La cicatrización de los tejidos es un proceso natural que, de desarrollarse de forma anómala, puede traer problemas que requieran la intervención médica. Uno de los casos, de hecho, es el tema que nos ocupa: la fibrosis postquirúrgica. No solo por dejar un resultado más o menos estético, sino por formarse un exceso de tejido fibroso que ocasione problemas de salud al paciente.
Pudiendo llegar a ocasionar dolorosas contracturas del tejido muscular y conectivo de alrededor a la cicatriz y provocando, además, una limitación de movimiento o compresión de fibras nerviosas que se traducen en debilidad y pérdida de fuerza. A continuación, daremos una sencilla definición del término, así como algunas pautas generales sobre su posible tratamiento para su eliminación.
Por un lado, la definición de fibrosis postquirúrgica alude a una cicatrización secundaria producida tras una operación quirúrgica. A diferencia de la cicatrización primaria, que no implica pérdida de tejido, la secundaria no conlleva sutura y tarda más para cicatrizar y ésta será de mayor tamaño. Es decir, hablamos de heridas quirúrgicas que se dejan cicatrizar con el crecimiento de nuevo tejido, sin poner en contacto los bordes mediante métodos de sutura.
En estos casos, se suele provocar una excesiva cicatrización de los tejidos que, además de ser antiestética, pueden conllevar problemas para el organismo por provocar la compresión de tejidos y nervios.
Al margen de lo apuntado, el término se utiliza de forma general para aludir a los procesos de cicatrización excesiva, siendo el mayor tamaño de la herida y un abundante sangrado, así como la propensión individual, los principales factores de riesgo.
El dolor constante y por lo general irradiado es el síntoma más típico de la fibrosis postquirúrgica. En particular, cuando se produce una compresión de las fibras nerviosas, cuestión que deberá dilucidar el especialista para realizar un correcto diagnóstico.
Puesto que la cicatrización de una herida postquirúrgica es un proceso que se controla a lo largo del tiempo de forma minuciosa por parte del facultativo, más allá del primer periodo postoperatorio, la fibrosis postquirúrgica se diagnostica de forma temprana fácilmente. Sobre todo, teniendo en cuenta que el paciente siente dolor y se realiza exploración física de forma regular, teniéndose también a mano el historial clínico, además de ayudarse de la resonancia magnética y de pruebas neurofisiológicas.
Ante la pregunta de cómo eliminar fibrosis post quirúrgica, la respuesta nos obliga a repasar la evolución sufrida en este campo. Si bien antes se volvía a operar para evitar la fibrosis, muy a menudo volviendo a provocar el mismo problema o agravándolo, actualmente se aplican una serie de tratamientos que no implican volver a pasar por quirófano.
Al margen de que excepcionalmente pueda ser conveniente volver a intervenir, se llevan a cabo desde acciones de tipo preventivo, terapéutio o incluso paliativo. Entre ellos, sesiones de fisioterapia o, por ejemplo, una serie de prácticas preventivas como la aplicación de fórmulas que evitan su formación mediante sustancias inhibidoras o, por ejemplo, aislando la raíz nerviosa de los tejidos que la puedan provocar.
Las infiltraciones radiculares, la radiofrecuencia pulsada o la epidurospia son otras opciones, cuya elección depende de distintos factores, puesto que no todas se adaptan a un caso concreto ni son fácilmente accesible, por otro lado. Por lo tanto, la mejor alternativa siempre será intentar su prevención y, en caso de no lograrlo, ir aplicando las opciones menos invasivas a nivel terapéutico y paliativo con el fin de conseguir la máxima eficacia posible, dependiendo de lo que cada paciente pueda precisar.
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