Pese a que la caries es una enfermedad muy frecuente, una de las más comunes del mundo, su definición no siempre se conoce. En este artículo vamos a abordarla de forma sencilla, con el fin de conocer sus posibles causas y así ahondar en este concepto desde un enfoque práctico.
Más que plantearnos qué es la caries, lo cierto es que socialmente se prioriza su prevención o tratamiento desde la odontología conservadora, y se hace desde la misma consulta del dentista, quien suele aconsejar al respecto, además de realizar exámenes periódicos que permitan su temprana detección.
¿Pero, qué es caries? Se denomina caries dental a la patología infecciosa del diente que daña su estructura, provocando la destrucción progresiva del mismo. Se trata, por lo tanto, de una enfermedad infecciosa que, además, puede contagiarse, por lo que puede denominarse enfermedad infectocontagiosa, si bien otros factores también influyen tanto en su aparición como en su evolución.
Para entender qué significa la destrucción dental progresiva provocada por la caries, hemos de tener en cuenta que los dientes son órganos de marfil o dentina que están cubiertos por una capa de esmalte, una sustancia dura y blanca. En su interior, por último, hay una cavidad llena de pulpa, un tejido compuesto de células y fibras. Por lo tanto, el avance de la caries significa la paulatina destrucción de todo ello, conforme van avanzando sus distintas fases.
Y el resultado es un agujero en el diente, por lo general no irá acompañado de sangre. Si lo hace, estaríamos hablando de una encía sangrante, si bien el especialista debe realizar el correspondiente diagnóstico para confirmar la supuesta gingivitis.
Al tiempo que ingerir ácidos supone un ataque al esmalte, como explicamos en el siguiente epígrafe, igualmente, las bacterias responsables de la caries comen azúcar y producen ácido, con lo que éste también ayuda a que la enfermedad avance.
Es decir, si no se hace nada para detenerla, la caries dental no dejará de avanzar. Conforme va destruyendo más el diente, éste irá debilitándose, lógicamente.
Como hemos apuntado, la caries puede contagiarse, pero a su vez influyen distintos factores a la hora de padecerla como de su desarrollo. Entre los que nos ayudarán a prevenirla y también a que ésta evolucione, citaremos una adecuada higiene bucodental a través del consabido cepillado de dientes cotidiano, así como el uso de seda dental también diariamente, el flúor (refuerza el esmalte) y los buenos hábitos alimenticios.
Todos ellos son claves para evitar la caries, si bien existen pacientes más proclives a sufrirlas que otros, puesto que la genética no influye en la caries, según recientes estudios.
Sin embargo, la fortaleza de la dentadura sí puede ayudar a que unos dientes sean más resistentes que otros a esos enemigos, como son las bacterias, el azúcar, el ácido...
Por otra parte, la frecuencia de caries varía no solo entre poblaciones o personas sino también en personas a lo largo del tiempo. Estar atentos a sus síntomas es importante para actuar de forma eficaz a nivel terapéutico, puesto que una revisión anual, pongamos por caso, sería insuficiente para actuar lo más temprano posible.
En este sentido, hay que tener en cuenta en un principio los síntomas de la caries son inexistentes, por lo que, de ser visible y dolorosa, significa que estamos en una fase, si no avanzada, al menos no es inicial. Lamentablemente, no existen medicamentos que las hagan desaparecer, razón por la que la prevención es esencial.
Para su prevención, los hábitos e higiene y la dieta (en particular, incidiendo en el bajo consumo de azúcar y reduciendo el consumo de ácidos, pues debilitan el esmalte dental, puerta de entrada de la caries) son fundamentales, puesto que de este modo se minimiza la flora bucodental de las especies bacterianas que las causan.
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