La abdominoplastia es una cirugía que tiene por objeto extirpar la grasa abdominal y piel, que se encuentran en exceso en el abdomen, al mismo tiempo que corrige la flaccidez muscular. El resultado final es una remodelación del abdomen, que queda más firme y plano, del tronco del cuerpo y de la cintura, que se estrecha.
Se trata de una cirugía puramente estética que pueden realizarse hombres y mujeres tras situaciones distintas, como después de embarazos o tras adelgazamientos que dejan el cuerpo fláccido. Básicamente, se retira la grasa y la piel sobrante de las partes media y baja del abdomen, reparando y reforzando los músculos de la zona.
La abdominoplastia se realiza cuando se desea eliminar el exceso de grasa y tonificar el área, ofreciendo un aspecto liso y mejorado.
La abdominoplastia es más frecuente en personas con varios embarazos, y también en aquellas con obesidad mórbida, que padecían sobrepeso y que luego lo han rebajado, mediante algún tratamiento o cirugía de la obesidad.
Se trata de una cirugía segura cuyo precio puede estar entre los 2.800 y 4.000 pero, como todas las intervenciones, conlleva sus riesgos y los resultados suelen ser satisfactorios.
Se trata de una operación que persigue devolver la tonificación muscular mediante la retirada de la piel y grasa abominales sobrantes para conseguir un abdomen más plano, más firme, así como estrechar la cintura.
Al retirarse la grasa y piel que sobra, los músculos quedan pegados a la pared abdominal.
Suele interesar a pacientes que han perdido peso o a mujeres que han tenido varios embarazos y se realizan en quirófano, tanto para llevar a cabo la abdominoplastia como la mini-abdominoplastia.
Es decir, no se realiza en la consulta, respetando condiciones estrictas de asepsia. En concreto, la intervención requiere anestesia general, que se practica mediante una incisión por encima del vello pubiano.
Por un lado, se libera la piel del abdomen y, si fuera necesario, los músculos del área se refuerzan con suturas. Como posibles complicaciones o riesgos de la abdominoplastia, pueden aparecer hematomas, seromas o la necrosis/pérdida de vitalidad de la piel situada por encima del pubis, si bien rara vez se producen.
La intervención suele durar un máximo de 4 horas, reduciéndose el tiempo a la mitad o incluso menos cuando se trata de una mini-abdominoplastia que, por otra parte, precisa de una incisión mucho más pequeña, entre otras diferencias.
Por último, tras la cirugía el abdomen suele estar inflamado (se debe llevar una faja especial reforzada con un vendaje) y se suele sentir algunas pequeñas molestias y dolor que se controla con medicación. Si todo va según lo previsto, el paciente puede abandonar el hospital al cabo de unas horas o permanecer 2 ó 3 días en la clínica, retirándose los puntos al cabo de 5 a 7 días.
Si bien el resultado es muy estético, éste no siempre será definitivo, por lo que tras su realización es importante el mantenimiento mediante la dieta y el ejercicio físico.
La alimentación equilibrada y, en suma, saludable, debe combinarse con un ejercicio suave, que evite el perjudicial sedentarismo. Cada persona tendrá unas posibilidades y preferencias, siendo recomendables los ejercicio aeróbicos realizados con bici estática o cinta de andar. También es una excelente opción salir a pasear a diario o varias veces por semana.
La forma de realizar la operación es con anestesia general, y permanecerá ingresado entre 24 y 48 horas, para posteriormente recuperarse en casa, durante 4-6 semanas, evitando grandes esfuerzos y llevando una faja especial, con un vendaje, que determinará el especialista. Es una operación que no está indicada para pacientes que fumen, por las complicaciones derivadas.
Aunque la abdominoplastia en hombres sí elimina la grasa sobrante de la zona abdominal no es exactamente una liposucción, sino la extirpación del exceso de piel de debajo del ombligo junto con el retensado muscular y la readaptación de la piel.
Puesto que se realiza una liposucción de los flancos, el ombligo se mantiene y, con respecto a la liposucción realizada en las mujeres, el diseño de la cicatriz debe ser más horizontal, al tiempo que la plicatura es menor para no feminizar la cintura.
Su realización está indicada cuando existe un volumen excesivo además de un exceso de piel. Es decir, se observa una flacidez abdominal, por lo general tras pérdidas de peso o, por ejemplo, por una pared muscular debilitada por el sendentarismo o el simple paso de los años.
El resultado es muy satisfactorio, ya que se elimina tanto la flacidez como la grasa. El abdomen cobra un aspecto firme y más masculino. Además de los casos indicados por cuestión estética, si se tienen hernias abdominales se aprovecha la intervención para repararlas.
En estos casos, puede necesitarse el uso de mallas en el posoperatorio, que debe seguirse de forma estricta llevando una faja de contención abdominal durante uno o dos meses, si bien las suturas normalmente se retiran a los diez días. Se aconseja pedir la baja laboral durante una o dos semanas, en función del tipo de actividad profesional.
La operación tiene un mayor riesgo de sangrado en hombres que en mujeres, en especial cuando se padece de diabetes o en el caso de fumadores, entre otros perfiles más propensos a complicaciones. Aún así, cada caso debe analizarse de forma específica.
Antes de someterse a esta operación es importante entender que se pueden dar complicaciones durante la intervención, como el hecho de que algún vaso sanguíneo se rompa durante el proceso y sangre, causando así hematomas e infecciones. De hecho, en ocasiones hace falta volver a pasar por el quirófano para cerrarlo y limpiar la zona y que así no se produzcan más problemas en un futuro. El control de las cicatrices es importante, una vez realizada la abdominoplastia.
Otros riesgos derivados de esta operación pueden ser la asimetría, la flacidez de la zona o el dolor persistente. Además, hay que valorar la posibilidad de necrosis del tejido graso más profundo de la piel, daños en los nervios o trombosis venosa, por eso hay que consultar al especialista antes de tomar ninguna decisión para que estudie el caso concreto y ofrezca un plan de acción personalizado que garantice un buen resultado y un buen postoperatorio.
Si se producen infecciones deben combatirse con antibióticos o, si se trata de trombos, realizando ejercicio para su prevención, siempre que la cirugía lo permita, según recomiendan los expertos en cirugía estética.
También se recomienda tener en cuenta que el tabaco retrasará la cicatrización, entre otras complicaciones que implica ser fumador. Por esta razón, lo aconsejable es dejar de fumar ya desde algunas semanas antes de la operación.
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