La radiología dental permite crear imágenes de la boca y de los dientes, para a partir de ellas diagnosticar caries dentales con antelación a que sean visibles; dientes que aún no han salido; mandíbulas fracturadas; posición y tamaño de los dientes y otros problemas de los dientes y de los huesos de la mandíbula.
Los dentistas utilizan las radiologías dentales como elemento de prevención dental, ya que les permite realizar diagnósticos más precisos, determinar tratamientos óptimos y dar seguimiento posterior. También se utiliza la radiología dental antes de realizar una ortodoncia o cirugía dental, como complemento a la ortopantomografía o la telerradiografía.
Se recomienda no realizar radiologías dentales en mujeres embarazadas, aunque si la misma se realiza por desconocimiento, los riesgos para el feto son mínimos.
La radiología, como es bien sabido, constituye un habitual examen que ayuda a la hora de realizar diagnósticos gracias a la evaluación que permite hacer de distintas partes del cuerpo, entre ellas la cavidad oral.
En odontología se utilizan aparatos de rayos x dentales específicos, y pese a sus ventajas es importante tener en cuenta la protección radiológica del paciente, puesto que se emite una radiación que lo requiere. A su vez, es clave aplicar la técnica radiográfica adecuada en función de distintos factores que debe valorar el profesional.
La radiografía no solo se ha convertido en una parte ya rutinaria de la atención odontológica sino del ámbito sanitario en general para detectar cualquier problema presentado por el paciente, ya sea para su diagnóstico y tratamiento como para la prevención.
Por un lado, la radiología se aplica de forma amplia, abarcando la pediatría, la neurología, la especialidad podológica, cardíaca o, por ejemplo, gastrointestinal. Igualmente, debe destacarse su relación con otras especialidades odontológicas. Entre ellas, la ortodoncia, la odontopediatría o la periodontología, pongamos por caso.
Curiosamente, en otros países como Estados Unidos o Reino Unido existe una especialidad reconocida relativa a la radiología oral y maxilofacial. No en vano, se trata de una herramienta de exploración que exige cada vez una mayor preparación para el uso de los nuevos aparatos.
Sin olvidar que no solo se trata de estar capacitados para utilizarlos, sino de tener las habilidades necesarias para interpretar de forma adecuada las radiografías realizadas con aparatos de todo tipo, desde los convencionales a aquellos de última generación.
La radiología dental, en la práctica, constituye una especialidad de la odontología orientada a la producción de una serie de imágenes en una película convencional o digitalizada obtenida a través de los tradicionales rayos X o radiación ionizante, campos magnéticos o ultrasonidos.
Dentro del ámbito de la radiología dental, se pueden realizar radiografías que abarquen diferentes áreas: desde las panorámicas u ortopantomografías, hasta aquellas que nos muestren un solo diente, por poner dos ejemplos bien distintos.
También se puede distinguir entre radiografías extraorales que son aquellas realizadas para estudiar las lesiones que se producen en el exterior (panorámica o cefálica lateral) o las intraorales. Dentro de éstas, encontramos la modalidad oclusal o estudio de los dientes en oclusión, el tipo periapical para el estudio de dientes y tejidos contiguos y, en tercer lugar, la radiografía extraoral coronal.
La práctica odontológica introdujo la radiología digital hace apenas unos años. ¿Pero, quiere eso decir que ésta sea alternativa excluyente de aquella? Por un lado, no cabe duda de que los avances tecnológicos que han traído los sistemas de radiología digital han supuesto grandes mejoras a la hora de diagnosticar.
Si bien los principios y técnicas de ambas opciones conviven actualmente, los sistemas de radiología digital suponen grandes ventajas para dentista y paciente, como la calidad de la imagen, la simplificación de los aparatos y del software utilizados, así como rapidez a la hora de obtener la imagen radiográfica.
A su vez, dentro de la radiología digital existen distintas tecnologías. El especialista, para hacernos una idea, puede considerar necearia la realización de distintos tipos de radiologías, como son las fotografías extraorales faciales, las intraorales, las radiografías panorámicas o la radiología lateral del cráneo, así como fotografías intraorales.
El TAC dental 3D es un ejemplo de las aportaciones que realiza las nuevas tecnologías aplicadas al campo de la radiología dental. No solo se recibe una menor dosis de radiación que con el TAC convencional, sino que además se trata de una técnica que permite realizar escaneos parciales (por sectores, de una o dos arcadas), con lo que se puede tener una información más precisa del área que interese.
Aunque son muchas las clínicas que disponen de estas ventajosas tecnologías, no puede afirmarse que el uso de las mismas suponga necesariamente una mayor o menor efectividad del diagnóstico. Sin embargo, en algunos casos concretos sí pueden resultar más eficaces tanto en la precisión del diagnóstico como de cara al éxito del tratamiento, aportando en general más beneficios.
Sin dejar de ser útiles, por lo tanto, las radiografías convencionales tienen muchos inconvenientes comparadas con las digitales (los equipos nuevos, por otra parte, emiten menos radiación), razón por la que están siendo reemplazadas.
Los precios, lógicamente, variarán en función de las tecnologías que tengan disponibles, así como del tipo de clínica de que se trate, su ubicación, prestigio y, en fin, tarifas aplicadas en función de su política de precios. Igualmente, una primera radiografía suele realizarse gratis en muchas clínicas como método para realizar un primer diagnóstico que ayude a elaborar un presupuesto.
A la hora de solicitar un presupuesto, por otra parte, es importante que se incluyan todos los conceptos, incluyendo la radiología, para así no llevarnos sorpresas desagradables. Por último, tengamos en cuenta que, de tratarse alguno de los casos cubiertos en la Seguridad Social, la radiografía puede entrar también.