Las cataratas, una opacidad o nubosidad del cristalino del ojo, es una de las causas de pérdida de visión más comunes, así como una de las cirugías oculares más realizadas. Pero la cirugía no siempre es necesaria. No, al menos, en las primeras fases de la enfermedad, por lo que la operación no es la única opción de tratamiento.
En este artículo veremos distintas opciones de tratamiento, además de los principales aspectos prácticos relacionados con la cirugía, una opción recomendable en los casos más avanzados.
Como hemos apuntado, la catarata es una opacidad del lente natural del ojo o cristalino, que puede afectar a personas de cualquier edad, si bien suelen padecerla las personas mayores de 60 años. Se produce una pérdida gradual de la transparencia por lo que cuando esta lente se opaca y la visión disminuye por no pasar adecuadamente la luz a través de ella. El resultado es una visión borrosa que va en aumento, aunque el avance de la enfermedad también puede detenerse.
En estos casos, la detención espontánea de la enfermedad provoca tan solo una ligera disminución de la visión que podría ser compatible con una vida normal. Por el contrario, si la patología avanza será necesario llevar a cabo un tratamiento para intentar frenarlo o, al menos, intentar controlar sus efectos sobre la visión.
Cuando las cataratas progresan y el oftalmólogo determina que su ubicación y extensión así lo aconsejan, la cirugía es la única manera de acabar con una pérdida de visión significativa. Será entonces cuando el tratamiento de las cataratas consista en la cirugía, cuyos resultados suelen ser muy eficaces.
Por lo tanto, será el especialista quien realice un examen oftalmológico completo para valorar su gravedad y descartar también otras posibles enfermedades oculares, con el fin de determinar la conveniencia de la operación.
En algunos casos, una misma intervención puede servir para corregir varias condiciones de salud ocular, como ocurre, por ejemplo, con la vista cansada o presbicia y la presbicia cuando cursan con cataratas. Incluso es posible implantar una sola lente intraocular que solucione e problema de astigmatismo, presbicia y cataratas, pongamos por caso.
La cirugía de cataratas puede realizarse de manera más segura mediante la tecnología láser, con resultados definitivos, siempre que la operación salga según lo previsto. Es decir, se recobrará una visión nítida para el resto de la vida, acabando para siempre con los problemas de cataratas.
Tras realizarse una pequeña incisión que permita acceder al cristalino, éste se retira para implantar finalmente una nueva lente artificial, que puede ser monofocal o multifocal. Una intervención que no necesita puntos de sutura gracias a la micro incesión, realizada en apenas media hora y será menos invasiva en el caso de la tecnología láser.
En cuando a los cuidados y postoperatorio, se trata de una cirugía con escasos riesgos y tiempos de recuperación. Pero aun siendo una operación rápida, sencilla y segura, no deja de tener sus riesgos, por lo que es importante conocer de primera mano los mismos en función de cada caso concreto.
En efecto, las mejoras tecnológicas logradas en los últimos años en los procedimientos quirúrgicos, las lentes intraoculares y la operación en sí, una de las más realizadas del mundo, se han logrado reducir los riesgos de forma importante. Un incremento de su seguridad que, sin embargo, no impide que, al margen de los efectos secundarios de menor importancia, en algunas ocasiones se produzcan complicaciones.
Éstas pueden ser de distinto tipo, produciendo un impacto sobre la retina que podría llegar a ocasionar un desprendimiento, aunque la cirugía con láser minimiza este efecto adverso. Igualmente, pueden producirse infecciones, una complicación grave que se produce muy raramente.
También hay pacientes con un mayor riesgo de padecer edema corneal o la retención de líquido de la mácula, que suele solucionarse con medicación oral, normalmente recurriendo a antiinflamatorios. Son solo algunos ejemplos de riesgos asociados a la intervención.
Aun así, es importante reiterar el nivel de seguridad y experiencia adquiridos gracias al número de operaciones realizadas a nivel mundial, en torno a las 60.000 operaciones diarias, y a las ventajas del láser. Lo cual no significa que no siga siendo importante ponerse en manos de un experimentado cirujano.
La cirugía de cataratas ha experimentado un avance muy importante en los últimos años, realizándose por facoemulsificación, técnica que se realiza con pequeñas incisiones, evitando los problemas de la extracapsular, que implicaba extraer de manera total, la catarata de dentro del ojo, para lo que se necesitaba una incisión de unos 9 mm, que necesitaba de puntos de sutura.
La actual cirugía de cataratas, realiza una mínima incisión, de forma convencional o con láser de femtosegundos, mucho más preciso. El proceso es realizado con anestesia local tópica, mediante gotas y con algún relajante que la hacen completamente indolora al paciente. Esto permite una recuperación inmediata a la vida cotidiana.
Otra de las ventajas de la cirugía de cataratas es que al sustituir el cristalino por una lente intraocular, se pueden corregir otros defectos como la miopía, astigmatismo o hipermetropía; incluso la presbicia; para ello hay que implantar lentes multifocales.
Una pregunta frecuente es ¿cuándo realizo la operación de cataratas?
Mucha gente piensa que, tal y como pasaba antiguamente, hay que esperar a perder casi la totalidad de la visión, sin embargo ahora no es así, se prefiere operar a los primeros síntomas, porque lo que se hace es, dentro del cristalino, eliminar su contenido y si ha pasado mucho tiempo, estará más endurecido, haciendo el proceso laborioso y lenta la recuperación.
Como suele ocurrir en las intervenciones médicas, los precios dependen en gran medida de la situación en la que se encuentre el paciente, así como de otros factores, como el tipo de tecnología empleada, la ubicación y prestigio de la clínica o experiencia de los cirujanos oftalmólogos que vayan a intervenirnos.
Por último, es importante tener en cuenta que las operaciones de cataratas pueden realizarse a través de la seguridad social, aunque es importante informarse sobre el tipo de lente que nos implantarán. O, por ejemplo, acerca de lo que pueden ofrecernos los seguros médicos.
Si la operación no incluye la implantación de lentes multifocales, necesitaremos gafas para ver de cerca, con lo que podría ser interesante valorar la opción de las clínicas privadas para así poder disfrutar de un implante que permita ver tanto de lejos como de cerca. En éstas, el coste de una operación de cataratas suele estar en torno a los 2.000 euros por cada ojo.