Las enfermedades crónicas son enfermedades transmisibles o no, pero constantes y permanentes, que pueden durar meses, años o incluso toda la vida de la persona. Sin embargo, también es cierto que frecuentemente pueden controlarse, aunque la severidad de las mismas vaya progresando con el tiempo.
Algunas enfermedades raras, transmisibles o mentales, así como patologías como la insuficiencia renal crónica, el cáncer o problemas de salud cardiovasculares forman parte del grupo de las afecciones denominadas crónicas.
Se trata, por lo tanto, de un concepto amplio, en el que podemos encontrar enfermedades de muy distinto tipo, si bien todas ellas tienen el común su larga duración y una progresión lenta, sumados a una difícil o imposible curación. De hecho, muy a menudo la medicina no puede curarlas por completo.
Definir las enfermedades crónicas de forma genérica significa aludir a este tipo de afecciones de larga duración como evolutivas y normalmente asociadas a una invalidez, así como a la probabilidad de sufrir complicaciones más o menos graves.
Las enfermedades crónicas son, así pues, enfermedades que "tienen una larga duración y, en general, evolucionan lentamente". Así las define la OMS, refiriéndose a enfermedades como la insuficiencia renal o la bronquitis crónicos, el asma, problemas de salud cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la fibromialgia o enfermedades raras como las miopatías o la drepanocitosis.
Aunque la tipología puede variar de forma importante en función de la fuente a la que acudamos, según la OMS, existen cuatro tipos principales de enfermedades crónicas: patologías cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, cánceres y diabetes.
Las enfermedades crónicas pueden deberse a distintos factores, entre los que, lógicamente, influye contar con una predisposición genética. Asimismo, la OMS nos da una pista sobre otras de ellas cuando advierte sobre la importancia de prevenir las enfermedades crónicas, puesto que en muchas ocasiones hacerlo es posible.
Según publica en su página web, las "enfermedades crónicas graves tienen por causa factores de riesgo comunes y modificables". Habida cuenta, siempre según la misma fuente, que dichos factores de riesgo explican la gran mayoría de las muertes por su causa, es clave poner el foco en los mismos.
Entre otras recomendaciones que buscan llevar una vida sana, se recomienda una alimentación equilibrada, actividad física y evitar el consumo de tabaco. Llevar una vida saludable, alejando el estrés, los malos hábitos alimentarios y otros factores similares es la base de las recomendaciones en las que se basan las políticas públicas.
En cuanto a la diferencia entre enfermedades crónicas y agudas, estamos ante dos conceptos distintos en función de su duración. Mientras las primeras se desarrollan lentamente, como hemos apuntado, las enfermedades agudas lo hacen de forma súbita, y su resolución también es relativamente rápida.
Es decir, un resfriado o una gripe, así como un infarto de miocardio, pongamos por caso, se pueden resolver bien con la curación total o incluso con la muerte, pero no ocasiona los procesos degenerativos de las enfermedades crónicas.
Sin perjuicio, por otra parte, de que una patología crónica pueda pasar a ser aguda. Igualmente, en estos casos pasar a ser una enfermedad aguda implica actuar médicamente al respecto y su resolución será o bien su curación, volviendo al estado crónico anterior, o también llegar a provocar la muerte cuando ésta reviste mucha gravedad. Es lo que puede ocurrir, por ejemplo, cuando un paciente hipertenso tiene una crisis.
No existe un consenso general en establecer un plazo a partir del cual poder considerar una enfermedad como crónica, aunque de modo orientativo podría considerarse como tal cuando tiene una duración superior a los seis meses. Asimismo, son enfermedades que pueden suponer un deterioro anatómico o funcional e implicar distintos problemas de salud a consecuencia de su padecimiento.
En cuanto a la morbilidad, a nivel estadístico, de acuerdo con la misma fuente, las enfermedades crónicas causan 36 millones de muertes por año, de las cuales 16 millones son fallecimientos prematuros, es decir, producidos antes de los 70 años.
En cifras globales, las enfermedades crónicas son responsable del 63 por ciento de las muertes, constituyendo la primera causa de mortalidad en el mundo. En cuanto a las poblaciones más vulnerables, se contabiliza un mayor número de casos en los países menos desarrollados, así como entre la población especialmente vulnerables por contar con menos recursos.
De cara a 2030, el organismo perteneciente a Naciones Unidas espera un aumento importante de este tipo de decesos, sobre todo a consecuencia de la diabetes y de los tumores malignos. En España, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales es la hipertensión arterial, el dolor lumbar y el colesterol alto son los tres problemas de salud crónicos más comunes de los españoles.
Nuevo plan europeo para reducir las enfermedades crónicas
A iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, pronto se pondrá en marcha un Plan de Acción en la Región europea para reducir la población que padece enfermedades no transmisibles (ENT), también conocidas como enfermedades crónicas, así como para su prevención.
El plan se centrará en la detección temprana y tratamiento de la enfermedad centrándose en factores de riesgos muy diversos, como la dieta, el sedentarismo o, por ejemplo, los problemas de contaminación ambiental.
Con él se pretende la implementación de políticas urgentes, enfocadas hacia metas y objetivos globales. No en vano, si de controlar y prevenir patologías crónicas se trata hay que actuar con rapidez.
De acuerdo con la directora regional de la OMS para Europa, la doctora Zsuzsanna Jakab, una buena gestión de estas enfermedades puede lograr "mejoras sanitarias inimaginables". A su vez, recuerda que las medidas adoptadas hoy serán decisivas para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
"Las personas que seguramente van a morir en el año 2030 por causas prevenibles son los adultos jóvenes de hoy. No podía haber un mayor sentido de urgencia si queremos prolongar su vida", concluye.
Septiembre 2016, Infosalus