La osteopatía es una medicina manual que considera al cuerpo de forma integral y que pone de manifiesto la relación que existe entre el funcionamiento de músculos, articulaciones y huesos (sistema músculo-esquelético), con los otros sistemas del organismo, y como esto afecta a la salud del individuo.
Su origen está en la práctica alternativa desarrollada por Andrew Taylor Still, un médico estadounidense que vivió en los dos últimos siglos, cuya teoría se basa en la sanación de la integridad estructural para tratar distintas enfermedades.
En efecto, Still consideraba que muchas enfermedades se debían a una pérdida de la integridad estructural, y así lo enseñaba en la American School of Osteopathy, fundada por él mismo en 1982.
A su juicio, el desplazamiento articular impide la libre circulación de sangre, provocando su bloqueo y, a consecuencia de ello, también la enfermedad. Actualmente, la esencia de su teoría sigue intacta, siendo una práctica reconocida y regulada en algunos países, como Reino Unidos, Francia o Estados Unidos.
La osteopatía comenzó siendo un arte curativo, pero actualmente se considera un tipo de medicina alternativa basado en el masaje y otras manipulaciones del tejido muscular y los huesos. Se trata, en suma, de una especialidad cuya práctica está incluida en la medicina convencional.
En sus orígenes, constituyó un innovador modo de tratar las enfermedades practicado por los osteópatas. Sus principios, así pues, se deben a su creador, así como sus formas de aplicación, pero hoy su desarrollo es muy importante.
Pasados los años, en efecto, la osteopatía ha evolucionado mucho. Aunque prácticamente desde su descubrimiento se consideró una importante aportación a la ciencia médica, ésta ha avanzado tremendamente, y de igual manera lo ha hecho la propuesta que representa esta especialidad.
En sus inicios, su nueva forma de tratar las enfermedades representó una revolucionaria alternativa a la práctica médica tradicional. Y es que, para ser un osteópata, en palabras del mismo Still, se debe "estudiar y conocer la exacta formación del cuerpo humano, saber localizar exactamente cada hueso, nervio, fibra, músculo, y órgano, el origen, su recorrido y la circulación de todos los líquidos del cuerpo, la relación entre ellos y la función que tiene cada uno en mantener la salud (...) para así devolver a la máquina vital su movimiento normal".
No en vano, la osteopatía considera que todos los sistemas del cuerpo trabajan de forma conjunta. Así pues, están relacionados unos con otros, una interrelación que puede ocasionar trastornos. Es por ello que el tratamiento denominada manipulación osteopática tiene un enfoque holístico, cuya práctica consiste en un sistema de técnicas prácticas orientadas a aliviar el dolor, restaurar funciones y promover la salud y el bienestar.
La osteopatía se basa en las manipulaciones y maniobras en los diferentes sistemas del organismo, repercutiendo en una mejora de la salud mental, física, emocional y nerviosa del paciente. Si las manipulaciones se realizan en el sistema musculo esquelético estamos ante la osteopatía estructural; si se maniobra estructuras viscerales, es osteopatía visceral; si es sobre los huesos craneales, osteopatía craneal.
A pesar de que podemos distinguir diferentes áreas a la hora de llevar a cabo su estudio y práctica, es importante tener en cuenta que la osteopatía es una disciplina única. Al margen de ello, las diferentes ramas pueden tener sus características propias.
Los tipos básicos, la osteopatía estructural, craneal y visceral, obedecen a la creencia de que la salud depende en buena parte de las tensiones mecánicas que sufre el organismo, afectando tanto al sistema músculo-esquelético como al cráneo-sacral y también el sistema visceral.
La osteopatía estructural es una de las principales ramas de la osteopatía, diferenciadas fundamentalmente por la parte de la anatomía que trata. En este caso, se dedica a restablecer el aparato músculo esquelético y la postura, ya sea por malos hábitos o causas congénitas como por traumatismos o distintas patologías. Por lo tanto, se centra en la columna vertebral, así como en las articulaciones.
La osteopatía craneal, como es fácil deducir, trata los problemas craneales, así como su relación con los nervios craneales y, en general, con el sistema nervioso central.
La osteopatía visceral, en tercer lugar, está orientada a tratar problemas funcionales relativos a órganos y vísceras mediante la mejora del riego sanguíneo. Como cualquier otra rama, es tanto un sistema de diagnóstico como de tratamiento, que en este caso pone el foco en el sistema visceral.
Por su parte, la osteopatía bioenergética celular forma parte, a su vez, de la osteopatía emocional, basada en el descubrimiento del impacto de las emociones en la salud. En este aspecto, el enfoque de esta rama es especialmente holístico, puesto que se apoya en la idea de que la salud de las personas depende de un equilibrio general del organismo.
En particular, la osteopatía bioenergética presta especial atención al pericardio, la membrana que rodea el corazón, una fibra protectora que se expande y contrae al sentir emociones.
Desde su visión integral, se considera que las reacciones del mismo afectan de uno u otro modo al resto del cuerpo, pudiendo generar numerosos problemas de salud. Por lo tanto, se trabaja la liberación del pericardio, al tiempo que se indaga en las emociones del paciente.
La osteopatía puede servir para tratar dolores de espalda, cintura, de las articulaciones, de cuello, artrosis, estreñimiento, úlcera, migrañas y dolores de cabeza, vértigos, esguinces, desgarros musculares, infección urinaria, ciática, dolor de embarazo, etc.
Existe una diplomatura específica en osteopatía, aunque frecuentemente son los fisioterapeutas los que se especializan como profesionales de osteopatía.