La valoración del daño corporal forma parte de especialidades como la Medicina Legal y Forense o la traumatología, ya que se trata de una acción médico pericial cuyo fin es determinar de forma exacta y objetiva las consecuencias, desde el punto de vista de alteraciones físicas o psíquicas, lesiones, secuelas o perjuicios derivadas de un suceso traumático, de una enfermedad o de un accidente, para a partir de ahí emitir un informe que sirva de referente bien para determinar una indemnización, bien para juzgar desde un punto de vista penal, civil, contencioso administrativo o laboral.
La realización de una valoración del daño corporal, requiere de un trabajo integral, y coordinador, en el que el especialista que la realice, también habrá de tener el cuenta los consejos de otras especialidades, como la neurología, psiquiatría, traumatología, etc.
Los casos más frecuentes de realización de una valoración del daño corporal se dan tras haberse producido un accidente de tráfico, con personas heridas o fallecidas; tras agresión por un tercero, que provoca lesiones o perjuicios; en situación de accidente laboral, que produzca lesión física o psíquica, siempre que se derive de una contratación por cuenta ajena; con afectación a la integridad de la persona, tanto física como psíquica.
El resultado de la valoración del daño corporal es un informe, en el que se incluirán los antecedentes clínicos de la persona objeto del daño; se describirá el hecho acontecido, del que se ha derivado el menoscabo de la integridad de la persona; se incluirá el informe de la evaluación médica y clínica tanto psíquica como física; se introducirán consecuencias médicas y legales que se deriven del mismo y criterios de causalidad, para determinar indemnización, imputabilidad, etc.; finalmente se recogerán los días que se van a precisar para la recuperación, de las lesiones, de la incapacidad laboral, o de la incapacidad para labores cotidianas. También el informe recogerá si es posible que haya secuelas o problemas en el futuro, por ejemplo después de haber sufrido un traumatismo craneal, que puede derivar tras unos años en epilepsia.