La depresión es una alteración del estado de ánimo de una persona, que se caracteriza por un estado de tristeza, de melancolía, de decaimiento, que puede afectar a la relación con otras personas y a las actividades cotidianas. Las causas son múltiples y van desde lo bioquímico (altos niveles de cortisol, dopamina, serotonina, suelen ir acompañados de personas con depresión); hasta los factores más personales, como pérdida de un ser querido, del empleo, falta de adaptación ante cambios drásticos, etc.
Los manuales diagnósticos del ámbito clínico determinan que una depresión requiere la existencia de los siguientes síntomas:
En estos casos se recomienda la consulta con un especialista
Cuando sentimos que alguna o toda esta sintomatología se apodera de nosotros ¿A quién recurrir? ¿A un psicólogo o al psiquiatra? Ambos tratamientos son personalizados pero con un enfoque diferenciado. El psiquiatra trata la depresión con un punto de vista orgánico y habitualmente a través de psicofármacos para buscar la regulación de los neurotransmisores y modificar el estado emocional. El psicólogo plantea su terapia buscando el origen de la depresión y aunando técnicas para potenciar caminos en la forma de pensar, sentir y actuar con el objetivo de que la persona deprimida empiece a tomar el control de lo que está viviendo.
El perfil del paciente es muy importante para tomar la decisión de acudir a un profesional y en este caso incluso es factible recurrir a ambos incluso por etapas con la finalidad de eliminar el estado depresivo.
Si un paciente presenta factores concurrentes como enfermedades físicos u otras problemáticas psicológicas de gravedad o si ha tardado tanto en pedir ayuda que su vida se ha visto trastocada en muchas áreas como la vida familiar, profesional y la personal (higiene, sueño…) es necesario solicitar el soporte de un psiquiatra.
Si los síntomas han surgido con una temporalidad de menos de un año, si hay ciertos parámetros vitales que se mantienen y la persona nunca ha pedido ayuda sería indicado acudir a una primera valoración, por lo menos, al psicólogo clínico.
Algunos hábitos en nuestra vida pueden ayudar a prevenir la depresión, como hacer ejercicio, cuidar el bienestar físico, un calendario de vida, la aceptación de cada uno, manifestar las emociones, dieta sana, etc
El tratamiento de la depresión suele combinar la utilización de fármacos, con la psicoterapia. La terapia electrocompulsiva sólo se utilizará si no se pueden tomar los fármacos o ante riesgo de suicidio. Previamente a cualquier tratamiento el psicólogo o el psiquitra realizará un historial detallado de cada paciente, para un buen diagnóstico y tratamiento posterior.
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31/may/2023
Bruce Springsteen revela que padece depresión
El próximo 27 de septiembre sale a la venta “Born to run”, una autobiografía de Bruce Springsteen que narra cómo el cantante lucha contra la depresión. En este libro ha querido desnudarse ante sus fans contando capítulos incómodos de su vida. Esta enfermedad le acompaña de forma intermitente durante los últimos años y supone un problema para su carrera, a pesar de que trata de compaginarlo como puede.
Desde que cumplió 60 años, según ha desvelado en una entrevista, el cantante lucha contra la depresión. Dice que durante un año tuvo episodios muy tenebrosos, y que durante otros 12 meses estuvo mejor, hasta que recayó.
El médico psiquiatra lo trata desde entonces y él trata de luchar contra la enfermedad como puede y sin dejar de lado sus compromisos como artista. También ha confesado que durante los años 80 también sufrió episodios de depresión y que ahora vuelve a padecerlos.
La depresión no solo se cura con fármacos, sino con otras prácticas y hábitos de vida saludables que ayudan a combatir una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo y merma su calidad de vida y sus relaciones personales.
Una mutación genética clave en la depresión estacional
Investigadores de la escuela de medicina de la UCSF, en California, Estados Unidos, han descubierto una mutación genética humana que podría contribuir al cambio de los patrones del sueño y también al aumento de las tasas de depresión estacional, según sus informes. Los científicos sospecharon que podría haber vínculos entre el sueño y la depresión durante los últimos años, pero este nuevo trabajo identifica además un mecanismo de las moléculas de carácter genético que conecta ambos factores y que podría servir para impulsar nuevos tratamientos para la depresión por épocas.
Sus autores han estudiado las bases genéticas que se ven en el sueño durante varios años, y para ello han entrevistado y desgranado los genotipos de varios cientos de familias que normalmente cuentan con problemas de sueño recurrentes. Así, lo han hecho con pacientes que solo necesitan unas cuantas horas de sueño para recuperarse y otros que tienen diferentes tipos de alteraciones, relacionándolo con los periodos de depresión estacional, lo que serviría para diseñar nuevos tratamientos en este sentido o mecanismos de prevención que permitan que aquellos que tienen más opciones de no dormir bien por herencia puedan disfrutar de la calidad del sueño que necesitan y por tanto reducir las probabilidades de padecer un trastorno de este tipo.
Depresión, enfermedades cardiovasculares y ejercicio físico
Un estudio del Hospital Universitario de Atlanta han descubierto que las personas que padecen depresión pueden reducir sus probabilidades de padecer una enfermedad cardiovascular si realizan ejercicio físico de forma regular. Esta investigación se puso en marcha después de que diversos estudios asociasen la depresión con este tipo de patologías y también a un pronóstico peor en caso de padecerlas junto al trastorno psicológico.
De hecho, un 20% de los ingresos hospitalarios por enfermedades relacionadas con el corazón presenta también síntomas relacionados con la depresión. Así, los investigadores hicieron un seguimiento a 965 personas sin enfermedades cardiovasculares para tratar de ver la relación con la depresión.
Así, les sometieron a un cuestionario que arrojó resultados muy significativos, asociando el riesgo de enfermedades del corazón con síntomas depresivos. Ambos resultados se acentuaban en personas que no realizan ningún tipo de actividad física, ya que los indicadores de ambas enfermedades eran menos frecuentes en personas que realizaban un entrenamiento físico de forma regular. Ambas enfermedades se solucionan por separado con un aumento de la actividad, pero ahora se puede llegar a establecer una relación más estrecha entre los tres factores, un descubrimiento que puede mejorar las previsiones para enfermos de este tipo y la prevención de estas patologías.